Una vez realizadas una serie de pruebas complementaria para tener un diagnóstico lo más exacto posible nos marcamos una serie de objetivos:
-Generales
- Elaborar un protocolo de curas personalizado, haciendo todo lo posible por salvar el pie del paciente.
- Coordinar al equipo de enfermería para abordar la cura desde un mismo enfoque.
- Desarrollar y mejorar los criterios de valoración para la correcta planificación y ejecución de los cuidados de continuidad.
-Específicos
- Proporcionar bienestar al paciente en la medida de lo posible.
- Reestablecer el ánimo de los familiares y educarlos para fomentar su participación durante todo el proceso.
METODOLOGÍA Y TRATAMIENTO
Una vez confirmado el diagnóstico de pie diabético grado 4-5 infectado,se inició un tratamiento sistémico con antibiótico oral pautado por el médico de familia y un control estricto de la temperatura, llevado a cabo por los familiares, ante el riesgo de sepsis generalizada. Se estableció un plan de curas diario en domicilio por el equipo de enfermería, con gran constancia, paciencia y empeño, y contó con el compromiso de colaboración de la familia consciente del riesgo de amputación. Las curas se iniciaron con el desbridamiento mecánico y extracción de parte del tejido necrótico, esfacelar y purpulento, que continuó con desbridamientos enzimáticos y autolíticos en curas posteriores. El apósito utilizado desde el principio fue un hidropolimérico con plata por buena gestión del exudado, su acción bactericida global, eliminando las bacterias en el lecho ulceral y en el mismo apósito, y por tener la densidad adecuada para aliviar la presión. Al inicio del tratamiento de aplicó, además, un alginato rellenando cavidades para potenciar la gestión del exudado y evitar la maceración de bordes. Asimismo se estableció un plan de actuación encaminado al confort de la paciente, al alivio de la presión en la zona afectada, y se pautó una serie de medidas físicas realizadas por los familiares y cuidadores.
RESULTADOS
La metodología empleada empezó a dar sus frutos a los siete días de iniciar el tratamiento, siendo visibles los cambios en la evolución de la herida. Periódicamente se establecian controles anlíticos y cultivos para el exhaustivo seguimiento de la infección, glicemia y resto de valores analíticos. La herida cerró a los 10 meses del inicio del tratamiento.
CONCLUSIONES
Se consiguió el objetivo de evitar la amputación del pie, proporcionando bienestar y confort tanto a la paciente como a la familia.
Es imprescindible coordinar los planteamientos y valoraciones de la cura, teniendo en cuenta todos los factores que han contribuido a la aparición de la herida. Nuestra misión fundamental es cuidar al paciente, potenciando las medidas preventivas, ya que constituyen el mejor tratamiento.
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